El proyecto “¿Qué quieres ser?” tiene como objetivo 🎯 que el alumnado 👩🎓 👨🎓 investigue sobre su futuro. Deberán analizar los itinerarios académicos (como el de las imágenes, de Valeria Blanco), la nota de corte para la universidad o un módulo, el acceso a la vivienda, cómo abrir una cuenta bancaria, negociar la hipoteca 💸 o contratar un seguro de hogar 🏡 o del coche 🚗.
En definitiva, el alumnado investigará sobre su futuro, obteniendo información que le valdrá para la toma de decisiones.
Los puntos principales del proyecto son:
¿Qué me gustaría estudiar?
Diseñar un itinerario académico.
¿Dónde debo estudiar?
¿Hay nota de corte?
Precio del grado / módulo.
Presupuesto si estudias fuera de tu ciudad de residencia.
Buscar un primer empleo (durante tu período de formación).
Ya tienes la formación. Busca un empleo relacionado con tu formación. ¿Dónde buscas trabajo?
Desempleo en mi sector profesional. Desempleo en mujeres (brecha salarial) y jóvenes.
Obtener el carnet de conducir.
Empleo y pago de impuestos.
Abrir una cuenta corriente. Tarjeta de crédito o de débito.
El presente tema, que abre o cierra el temario, trata de cuatro apartados:
1. El proceso de organización político – administrativa de España.
2. Las CC.AA. y las regiones.
3. España en la U.E.
4. Desequilibrios territoriales.
Por la Península Ibérica han pasado multitud de pueblos y civilizaciones. Hemos sido la Hispania romana, el Reino visigodo de Toledo, parte del Imperio Bizantino, la Al – Andalus musulmana (Emirato y Califato de Córdoba, Reinos de Taifas y Reino Nazarí de Granada, con unión y fragmentación), los reinos cristianos medievales (Asturias, León, Castilla, Aragón, Navarra), la Monarquía Hispánica (Casa de Austria), y ya, con los Borbones, España tal y como la entendemos.
Este proceso histórico ha sido complejo y en cada época ha habido unas instituciones y unas leyes. En la Edad Media ya había cortes e instituciones políticas en Castilla, Aragón, Cataluña o Valencia. De hecho, la Generalitat de Cataluña tiene sus orígenes históricos en la Edad Media, concretamente en el reinado de Jaime I el Conquistador (siglo XIV). Y es que no podemos concebir a España como un país homogéneo, sino un país muy diverso y con una historia muy rica, donde hay que reconocer la pluralidad que, por suerte, tenemos. Siempre, claro, desde el respeto a todos los territorios.
En el siglo XIX, el nacionalismo surgió como una voz cultural, en primer instancia, y, después, política. Reclamaban la cultura, la lengua y los orígenes de un pueblo. No siempre, pero, en ocasiones, se llegó a expresar el nacionalismo como la superioridad de un pueblo frente a otro, y aquí sí que hubo conflicto. En nuestro país, podemos encontrar nacionalismo catalán, vasco, español (o castellano), mientras que el regionalismo se halla en Galicia, Asturias, Andalucía y otras regiones.
Durante la II República Española, regiones, como Cataluña, País Vasco y Galicia, obtuvieron el derecho a tener autonomía y sus instituciones. En Andalucía hubo votación, pero no todas las provincias quisieron dar el paso hacia la autonomía.
El golpe de Estado y la dictadura de Francisco Franco, significó la vuelta al centralismo. Con la restauración de la democracia, la Constitución de 1978 establece el derecho al acceso a la autonomía. Así, hoy, se habla de la España de las Autonomías, como el marco territorial que las españolas y los españoles nos hemos dado, con diálogo y con respeto a todas las regiones que componen nuestro país. Las tensiones entre CC.AA., siempre deben solucionarse en el marco de la democracia y la cooperación.
En un país tan heterogéneo como España es normal que surjan dificultades y tensiones, pero el respeto en el marco de la Constitución, de la democracia y del diálogo, nos permitirá solucionar los conflictos y salir fortalecidos/as.
La evolución histórica de nuestro país ha traído consigo una serie de desequilibrios territoriales. Los sectores y las inversiones económicas y la población, se concentran en puntos concretos del territorio. Existe una llamada «España vaciada«, que experimenta una progresiva despoblación y envejecimiento, donde cada vez hay menos inversiones públicas y privadas. Se cierran colegios y centros de salud, los/as ciudadanos/as pierden servicios, y ante la falta de trabajo, la juventud decide marcharse a las ciudades, con más oportunidades. Es el caso de Castilla y León o de Aragón, donde muchos pueblos corren el riesgo de desaparecer.
Hay desigualdad demográfica y política (menos o más inversiones, según el territorio), pero también económicas, siendo una de las más apreciables. Hay una España rica y próspera, con menos desempleo, en regiones con tradición industrial y que hoy han apostado en mayor medida por el I+D+i y por servicios de gran cualificación. Es el caso de Madrid, País Vasco, Navarra o Cataluña. Por el contrario, hay otra España, que, aunque está luchando por recortar la brecha económica y que ha alcanzado mayores cuotas de desarrollo, sigue arrastrando una desigualdad económica acuciante. Es el caso de Andalucía, Extremadura o Castilla – La Mancha.
La desigualdad, incluso, es perceptible a nivel de las propias CC.AA. Así, en Andalucía, ciudades como Málaga y Sevilla son, con diferencia, las más boyantes e innovadoras.
Por ello, y para combatir las desigualdades sociales, económicas y demográficas, España y la Unión Europea tienen programas y políticas. En este sentido, sobresalen las ayudas comunitarias, como el Fondos de Cohesión, que han permitido invertir en infraestructuras (AVE, colegios, hospitales, vivienda, etc.) y mejorar el nivel de vida.
VÍDEOS EXPLICATIVOS DEL TEMA:
I. EL PROCESO DE ORGANIZACIÓN POLÍTICO – ADMINISTRATIVA DE ESPAÑA
II. LAS CC.AA. y LAS REGIONES, y ESPAÑA EN LA UNIÓN EUROPEA